lunes, 16 de enero de 2012

El Diablo también tiene estatua...


Así cómo Dioses, Santos y Ángeles tienen sus monumentos, Satanás también los tiene, aunque en mucha menos cantidad, claro...

Solo sé de cinco casos, aunque seguramente habrá muchos más, y solo pude apreciar dos de estos monumentos, el de Madrid y el de Ecuador. El más controvertido de todos es el que se encuentra en el parque del Retiro, en Madrid, y digo controvertido porque es el único monumento al Diablo en una Capital del Mundo.
En este caso, lo curioso, y que dio pié a varias teorías, es que está plantado a 666 metros sobre el nivel del mar. Buscando un poco es muy fácil encontrar el capítulo de Cuarto Milenio, donde el inefable Iker Jimenes cuenta la historia de esta estatua.







También en España, más precisamente en Tenerife, podemos encontrar otro monumento "al Angel Caído". Esta escultura fue plantada en Santa Cruz de Tenerife en 1966, y popularmente se la conoccó cómo "Estatua a Franco", "Monumento a la Victoria" o "Monumento a Su Excelencia el Jefe de Estado".

En el año 2010 el Ayuntamiento de Sta. Cruz de Tenerife cambió el  nombre de la estatua por "Monumento al Ängel caído". Se especula que el cambio de nombre se hizo para evitar tener que demolerlo por la Ley de la Memoria Histórica.







En Europa hay algún monumento más, el más conocido
está en Turin, Italia. Es el "Monumento al Traforo del
Frejus", una fuente monumental situada en la Piazza Statuto.


El siguiente monumento se encuentra en Cuba, en el Capitolio de La Habana, se trata del "Ángel rebelde", realizado por el artista siciliano Buemi, y representa a Lucifer en plena rebeldía y desafiando a su creador, no humillado cómo es el caso del "Ángel Caído" de Madrid.













Y el último, lo podemos ver en Ecuador, en la ladera de una montaña pegada a la carretera que une la costa con la sierra. Se la conoce cómo "El poder Brutal", o "La Cara del Diablo", tiene 20 metros de altura y está a 30 metros sobre la carretera. Fué esculpida entre 1985 y 1987 por César Octaviano Buenaño, un tractorista empleado de Obras Públicas, a quien se le encargo el derroque de una montaña en una pronunciada curva de la carretera, por los accidentes que provocaba la poca visibilidad en esta curva. Buenaño trabajaba con su tractor durante el día, y por las tardes se dedicaba a su escultura, cuidando y compaginando su trabajo de desmonte para que no se descubriera su obra hasta que estuviese terminada. Y asi ocurrió, ya que la última carga de dinamita abrió paso al monumento de la noche a la mañana. Lo que dió a pensar a muchos que la obra de Buenaño se realizó en solo una noche de "inspiración diabólica"...

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